¡Si estas palabras están saliendo de tu boca, tenemos que conversar! Un grave error que cometemos es cederle el control de nuestra identidad a otra persona. ¿Qué quiere decir eso? ¡Que condicionamos nuestras emociones, pensamientos y acciones a la disposición y decisión de una persona fuera de mí, por “amor”! Sí, la justificación racional es que como se ama tanto a esa persona, lo correcto es permitirle la “autoridad suprema” sobre nuestra existencia. Aun te sigues preguntando, ¿Cuál es el problema?
Pues te comparto dos puntos sencillos. Primero, Dios nos creó con sentido común, aunque muchas veces no lo usamos. Somos creación perfecta, moldeados y esculpidos por el verdadero Creador del universo, quien, por cierto, nos da libre albedrío y libertad. Entonces, un día común y corriente nos enamoramos de un “extraño”, y el vacío emocional que nos motivó a casarnos, ahora nos impulsa a entregarlo todo desmedidamente. Por cierto, esta decisión nos encierra en una caja de pandora donde ya dejamos de existir. ¡Has puesto tu valía en manos de un imperfecto inmortal! Y, aun así, sabiendo que lentamente te estás perdiendo a la sombra de quien dice que te ama, sigues otorgándole un pedacito de tu ser.
Segundo, este fenómeno se tiene que mirar desde el aspecto emocional. ¡Si no tienes valor propio, claro que le entregarás a una persona que no te merece todo! Mendigas tanto amor, atención y cariño, que estás dispuesto (a) aún a cedérselo a quien tu razón te dice constantemente que es el menos indicado para brindarte lo que tu corazón desea. Si anhelas amor de los demás porque todavía no te amas a ti mismo (a), andas en un gran peligro, ¡“Estás renunciando a ti de la peor manera. ¡Si es así, no lo hagas! Tienes mucho que perder y poco que ganar, si te aferras a creer que, sin otra persona a tu lado, no eres nadie.
Te comparto estos tres pasos para considerar:
1) Busca la ayuda de un consejero cristiano, coach, profesional de la salud, amigo capacitado, líder etc para que puedas canalizar por qué has sucumbido en esta vil red de pensar que no eres nadie sin otra persona a tu lado. <Estoy para servirte como coach de vida cristiana y matrimonial>
2) Comienza a escribir una lista de tus cualidades personales y léelas en voz alta a diario. Si, tienes cualidades hermosas que Dios te regaló, que no debes entregarle a cualquiera.
3) Rodéate de personas que te valoren. El ambiente donde estés y con quien andes, influirá en quien te conviertas y lo que creas de ti. ¡Esto es clave!
¡Eres alguien, con o sin! ¡Eres alguien porque eres creación de Dios!
Un abrazo,
Dra. Dórily

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